Desde el 14 de noviembre y hasta el 9 de enero del presente año se realizó en la Región de Valparaíso, el 1er. Ciclo de Cine Itinerante 2008-2009. La idea era viajar por seis comunas y exhibir los estrenos del cine chileno realizados el 2008.
Películas cómo La Buena Vida de Andrés Wood, Chile Puede de Ricardo Larraín, Lo Bueno de Llorar de Matías Bize, Desierto Sur de Shawn Garry y la producción local, Aguas Milagrosas, del realizador viñamarino, Mauricio Muñoz, fueron los cinco filmes que durante los meses de noviembre, diciembre y enero visitaron las comunas de Casablanca, Placilla, Puchuncaví, Nogales, La Cruz y Olmué.
La aventura itinerante comprendía películas chilenas y también una serie de cortometrajes que serían exhibidos previamente a cada función. Sin duda, esta oportunidad sería para jóvenes realizadores de las ciudades de Valdivia, Santiago y Viña del Mar.
Si bien es la primera experiencia realizada por ATHENA, gestión y producción de cine, no será la última, pues la idea es ir sembrando el sentido de ver cine e integrarlo como una actividad cotidiana en los ciudadanos.
Ciertamente, integrar la actividad cinéfila a nuestra cotidianidad es uno de los temas importantes del proyecto de itinerancia, sin embargo, el otro motivo que inspira esta iniciativa es llevar el cine a las comunas o sectores donde no existen espacios destinados a este tipo de expresión. Es sabido que las salas de cine, en su mayoría, se encuentran en las “grandes ciudades” de la región, lo que conlleva a un traslado y a un gasto muchas veces imposible de hacer por los habitantes.
Por esta misma razón, el 1er. Ciclo de Cine Itinerante consideró la realización de 30 proyecciones totalmente gratuitas para los espectadores, pues el objetivo era estimular la formación de audiencias, es decir, lograr que las personas integren a su vida diaria la actividad cultural como parte de sus acciones y así ampliar el público interesado en las manifestaciones artístico-culturales.
Al parecer, la respuesta de las seis comunas, de sus habitantes, incentiva a realizar este tipo de iniciativas cuantas veces sean necesarias, pues los hábitos no se hacen de un día para otro, ni menos lo que respecta a un cambio cultural tan necesario en nuestro país.
Lo importante es que existen personas trabajando por este cambio, bajo la precisa acción que demanda la constancia y la imaginación.
Películas cómo La Buena Vida de Andrés Wood, Chile Puede de Ricardo Larraín, Lo Bueno de Llorar de Matías Bize, Desierto Sur de Shawn Garry y la producción local, Aguas Milagrosas, del realizador viñamarino, Mauricio Muñoz, fueron los cinco filmes que durante los meses de noviembre, diciembre y enero visitaron las comunas de Casablanca, Placilla, Puchuncaví, Nogales, La Cruz y Olmué.
La aventura itinerante comprendía películas chilenas y también una serie de cortometrajes que serían exhibidos previamente a cada función. Sin duda, esta oportunidad sería para jóvenes realizadores de las ciudades de Valdivia, Santiago y Viña del Mar.
Si bien es la primera experiencia realizada por ATHENA, gestión y producción de cine, no será la última, pues la idea es ir sembrando el sentido de ver cine e integrarlo como una actividad cotidiana en los ciudadanos.
Ciertamente, integrar la actividad cinéfila a nuestra cotidianidad es uno de los temas importantes del proyecto de itinerancia, sin embargo, el otro motivo que inspira esta iniciativa es llevar el cine a las comunas o sectores donde no existen espacios destinados a este tipo de expresión. Es sabido que las salas de cine, en su mayoría, se encuentran en las “grandes ciudades” de la región, lo que conlleva a un traslado y a un gasto muchas veces imposible de hacer por los habitantes.
Por esta misma razón, el 1er. Ciclo de Cine Itinerante consideró la realización de 30 proyecciones totalmente gratuitas para los espectadores, pues el objetivo era estimular la formación de audiencias, es decir, lograr que las personas integren a su vida diaria la actividad cultural como parte de sus acciones y así ampliar el público interesado en las manifestaciones artístico-culturales.
Al parecer, la respuesta de las seis comunas, de sus habitantes, incentiva a realizar este tipo de iniciativas cuantas veces sean necesarias, pues los hábitos no se hacen de un día para otro, ni menos lo que respecta a un cambio cultural tan necesario en nuestro país.
Lo importante es que existen personas trabajando por este cambio, bajo la precisa acción que demanda la constancia y la imaginación.
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